Más de 150 jóvenes españoles de entre 18 y 40 años se dieron cita en Madrid el pasado fin de semana (22 y 23 de septiembre)en busca de una oportunidad para trabajar en el Parque España de Japón el próximo año 2013. Bailarines clásicos y modernos, bailaores de flamenco y malabaristas eran los cuatro perfiles demandados por este parque temático, ubicado en la ciudad de Shima y dedicado exclusivamente a España, a nuestra cultura y monumentos.
Según explica el coordinador de las audiciones Francisco Navarro, al casting se presentaron en los últimos años en torno a 75 aspirantes para entre 20 y 25 plazas, pero este año el número de solicitantes se ha duplicado “probalmente por la crisis y la falta de trabajo en nuestro país”. Y es que la oferta de Parque España es muy tentadora: un contrato de diez meses con posibilidad de renovación, un sueldo neto de 1.800 euros mensuales y un apartamento de 60 metros cuadrados para cada seleccionado. Además de la posibilidad de vivir una nueva experiencia en Japón, uno de los países más complicados a la hora de conseguir un empleo o de iniciar un negocio.
Patricia López, madrileña de 31 años, y Verónica Pinto, gaditana de 24, lo tienen muy claro: “Es una oportunidad única por la que vamos a luchar hasta el final”. Por eso, como el resto de los aspirantes, el pasado sábado se desplazaron hasta la escuela madrileña de danza “The Dance Factory” con sus mejores galas y sus mejores sonrisas. ¿El objetivo? Intentar convencer al jurado de las audiciones, formado por dos jueces asiáticos y el coreógrafo flamenco y bailaor de la compañía de María Pagés, José Barrios.
En apenas veinte minutos y en grupos de nueve, chicos y chicas fueron desfilando por el escenario, en el que repitieron cuatro veces una misma coreografía con varios movimientos técnicos de manos y de pies. Precisamente, la técnica y la preparación del bailarín son, para Barrios, “los dos aspectos más importantes” a la hora de seleccionar a un artista. Pero no son los únicos a tener en cuenta. El coreógrafo reconoce que los jueces japoneses se fijan mucho en la estética y la apariencia física, tanto de los bailarines como de los malabaristas.
Los veintidós seleccionados firmarán los contratos con la organización japonesa el 9 de octubre. También habrá una lista de suplentes que ocuparían el lugar de los elegidos en el caso de que estos fallaran. “Es una pena porque este año el nivel es muy alto y hay gente que en otras ediciones hubiera sido seleccionada y, sin embargo, en esta ocasión no será posible”, explica una y otra vez Navarro, quien recuerda que el año pasado, con el tsunami de Japón y los posibles efectos radiactivos, se presentaron menos de 70 personas a las audiciones.
Barrios está de acuerdo con su compañero y considera que el nivel es más alto que en otras ocasiones porque la crisis económica ha dejado sin trabajo a muchos bailarines profesionales que llevan muchos años en el sector. No obstante, también reconoce que entre los aspirantes hay gente que “viene a probar” y que “no tiene casi preparación”.
Estos últimos bailarines tendrán que esperar para trabajar en Parque España, pero los seleccionados podrán empezar una nueva aventura a partir del próximo mes de enero. Si vuelven en noviembre o se quedan unos años más en Japón, dependerá de ellos y de su trabajo.
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