Gracias a la labor de numerosos cocineros españoles en el extranjero y empresas exportadoras, la marca “jamón serrano” crece de manera exponencial. Los bares de tapas y de cocina española son cada día más frecuentes en las calles de Estados Unidos y nuestra gastronomía es cada vez más popular y, sobre todo, más valorada.
Pese a los progresos en el reconocimiento de nuestra cocina, el jamón serrano aún tiene que hacer frente a una gran barrera en el mercado estadounidense: el posicionamiento. La categoría de “jamón curado” se confunde y se relaciona con el “prosciutto italiano”. La estrategia pasa por crear una conciencia de categoría del jamón serrano e ibérico y posicionarlo de forma exclusiva y diferenciada en los principales canales de distribución: horeca (restauración), retail (supermercados) y minoristas o gourmet.
El proceso de distribución del jamón curado desde España sigue prácticamente el mismo recorrido que haría cualquier producto español. Antes de llegar a manos del consumidor, el camino es largo y comienza en el mismo lugar de origen y producción del jamón, el punto donde comienza la exportación y en el que se realiza un seguimiento exhaustivo.
En destino, el jamón serrano puede comercializarse por distintos puntos de venta. Fundamentalmente son dos los canales a través de los cuales llega a la mano de los consumidores estadounidenses; el canal minorista y el canal HORECA. A su vez, dentro del mercado minorista diferenciamos el canal físico y el canal online y dentro de los mismos diversas posibilidades; desde los supermercados de siempre hasta las más innovadoras y especializadas tiendas online. Por su parte, el canal HORECA crece de manera relevante, ya que la apuesta por restaurantes de comida española y bares de tapas ha hecho que la demanda de jamón serrano sea cada vez mayor en este sector.
Los requisitos de salud pública son uno de los principales motivos por los que la exportación de jamón serrano a Estados Unidos es aún reducida. Todos los productos cárnicos se han de elaborar en establecimientos autorizados para la exportación según los requisitos que imponen las autoridades estadounidenses.
El proceso es largo y costoso ya que en la mayoría de los casos hay que realizar grandes inversiones para adaptar los mataderos y homologar todas las cuestiones relativas a la producción de cárnicos, lo que reduce el número de empresas que se deciden a exportar este tipo de alimentos a EEUU. En la actualidad, existen quince establecimientos españoles autorizados para la exportación de productos cárnicos, de los cuáles sólo dos cuentan con mataderos autorizados.
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